viernes

El placer femenino de hacer el mole...

En la mixteca de Oaxaca el mole es el plato especial para la fiesta. Sea esta bautizo, primera comunión, XV años, boda o cuando se festeja que se termino una casa el mole forma parte del ritual o mas bien el mole es el ritual. Mole es sinónimo de fiesta, la gente no pregunta “¿vas a ir a la fiesta?”, pregunta: “¿vas a ir al mole?”.

Mole es lo que se regala cuando se establecen lazos de compadrazgo, es lo que se da para retribuir la ayuda recibida en la realización de una fiesta, es lo que se espera de recompensa cuando se lleva el presente (un cartón de cervezas, tortillas y chiles secos) a una fiesta. Y es lo que los invitados comen cuando van a una fiesta.

De pollo, guajolote, res o puerco el mole no puede faltar. Con tres o cuatro variedades de chiles, especies varias –ajonjolí, canela, almendras, orégano, clavo, pimienta, tortilla quemada, hoja de aguacate- entre otras, ajo, cebollas, jitomate, tomate verde y caldo. Espeso, oscuro y picoso, el mole de la mixteca no tiene comparación.

Para que el mole quede como debe quedar se hace en cazuela de barro, con leña, y con la sazón de muchas manos. Las mujeres se reúnen a limpiar los chiles, desvenarlos, tostarlos, remojarlos, molerlos en el metate, lo mismo hacen con los recaudos y con los otros ingredientes.

Hacer el mole, calcular las cantidades de cada cosa, medir los ingredientes, poner la cantidad de caldo suficiente para que hierva y espese, para que sazone no es conocimiento del dominio público. Es conocimiento de algunas mujeres viejas, de quienes han aprendido haciéndolo, de quienes conocen el proceso del mole y sus mañas.

Cocinar un buen mole forma parte del reconocimiento popular. Quien hace un buen mole es llamada para hacerlo en una fiesta grande, en un compromiso importante. Quien hace el mole es la autoridad en la cocina, ordena, manda, pide, exige, y la cocina toma el ritmo que la molera toca.

Reunión de dos días que las mujeres aprovechan para platicar, echar el chisme, tomarse las cervecitas y los tragos de licor que en otro contexto no se tomarían. La cocina se convierte en ese espacio público, abierto y político, de expresión propia y netamente femenino y el mole en el pretexto perfecto, la excusa adecuada, la razón que no se cuestiona.

La mujer que hace el mole en la mixteca tiene la autoridad y el reconocimiento comunitario, acumula prestigio, maneja poder. Quienes ayudan a hacer el mole aprovechan el espacio de liberación. En la mixteca oaxaqueña el mole no es el motivo de la fiesta, para las mujeres el mole es la fiesta.

sábado

Hoy mi vida...

Mi vida hoy tiene sexo todos los días. Buena comida y bebida. Mucho tiempo para compartir a la mesa y en la cama. Se acabaron las tardes de soledad, las noches con la mano entre las piernas, las mañanas tratando de mantener el sueño erótico. Mi sueño tiene carne, dura, larga y gruesa, de día y de noche.
Mi vida hoy tiene besos calientes, un cuerpo tibio, una risa cómplice y una petición distinta todos los días: pollo, vagina, pasta, culo, mariscos, boca, sushi, cara. Se terminaron las recetas de “Cocina para dos” que yo realizaba para dos días seguidos. Ya no repito guisado, aunque repita embutido.
Mi vida hoy tiene miradas libidinosas, un paladar exigente, una botella de vino a la hora de la cena y posiciones acrobáticas en la cama. Se puso fin a las tardes imaginando, a las noches fantaseando, a los días extrañando. Ahora él esta aquí, a mi lado, haciéndose presente en olor, calor, textura, sabor, como un buen estofado al horno, como un buen asado a la madera, como una ensalada fresca, como una sopita caliente, como el dulce del postre.
Mi vida hoy tiene una estufa que se usa todos los días como la cama en la que se duerme y se coge, como debe ser, como, si existiera, dios mandaría.