jueves

Suck and let go

Merrill Bell Nisker, aka Peaches, canta y toca instrumentos desde que era adolescente. Después de ser una empleada al servicio del estado canadiense, decidió empezar un proyecto musical. Engrosando las filas de las bandas de electropop y electroclash, ha seguido el estilo de grupos como Vive La Fete, Ladytron o The Raveonettes y podría decir que ha inspirado a gente como Miss Kittin y Sexy Sushi. Su primer disco Fancypants Hoodlum lo sacó con su nombre de pila en 1995.



Ya como Peaches, sacó el segundo disco “The Teaches of Peaches” (2000) y saltó a la fama en una escena muy particular. Desde entonces ha realizado colaboraciones con diferentes músicos y sus canciones han formado parte de soundtracks de películas, series y caricaturas. Con el tercer disco “Fatherfucker”, se consolidó haciéndose una cantante con fans y soldout’s garantizados.




Vive en Berlín desde hace algunos años. Ahí formó la banda “Sweet Machine” con la que se presenta en vivo. Encontró en la ciudad alemana un lugar en donde desarrollarse cerca de otros centros musicales de sus géneros favoritos, como Bélgica, Dinamarca y Francia. Yo la escuché por primera vez cuando “Fuck the pain away” sonaba en las fiestas berlinesas de mujeres insumisas. En 2006 sacó el cuarto disco “Impeach my Bush” y este año estrenó “I Feel Cream”.





Lo que hace a Peaches tan particular son las letras de sus canciones. No es la primera en hacer referencias cantadas a la cama y al sexo, desde Madonna a Beyoncé se pueden encontrar este tipo de expresiones femeninas. Pero Peaches es la única que conozco que las escribe explícitas en expresiones de placer, lujuria, masoquismo y atravesadas por la cuestión de eso que se llama “género” -e incluso cuestionándolo-.


Peaches canta contra el conservadurismo y los prejuicios. Da cuenta de sus historias, fantasías y opiniones sobre el sexo y las relaciones de género, al tiempo que enarbola su bandera enfrentando los discursos castrantes que permean incluso a sociedades tan desarrolladas como la alemana o la sueca (“…the definition of my position its bitchin…”). Juega con los roles de género y su representación. Apela a que la mujer es tan objeto (y sujeto) sexual como el hombre, que ambos tenemos esencias masculina y femenina y por ende nuestro comportamiento no debería estar determinado por el género -que es finalmente una construcción socio-cultural-, que no siempre nos hace seres felices y plenos.


Peaches no es una improvisada y al escuchar o leer sus entrevistas se conoce a una mujer inteligente, que está informada y que se posiciona defendiendo la libertad de ejercer una sexualidad plena sin apenarnos por nuestra condición humana: ser sexosos, cachondos y cogelones (“...nobody here can tell me that they don't wanna fucky fucky”). Le gusta provocar fantasías con imágenes de orgías, tríos mixtos, swingers, “frenchs” y sexo anal. Sus shows en Berlín son una mezcla de concierto, performance y teatro dirigido por John Waters, atravesada con una clara referencia al sexo, a lo sexual y a los roles, papeles y actuares de las diversas sexualidades. Peaches le apuesta a la provocación auténtica, a la que sacude, a la que cuestiona. (“Motherfuckers wanna get with me, lay with me, love with me, all right...C’mon let's set it off”).



No en vano es en Berlín una favorita. Lugares varios la contratan para conciertos y gigs a los que van principalmente mujeres, sus más fieles seguidoras. Heterosexuales, lesbianas, bisexuales y transgenéricos bailamos al ritmo de su música que alegra corazones y sexos, acompañada de sus audaces e ingeniosas letras. Sus conciertos terminan siendo fiestas muy divertidas. Ante su desinhibida interpretación, descarada e irreverente, el público se relaja, se contagia y los complejos se quedan atrás de la puerta. Los shows de Peaches también incluyen lo que sucede abajo del escenario, que no es poco.


Lo que Peaches propone es que el sexo debe divertir y saciar, con quien sea, como sea y donde sea, con muchos participantes o con pocos, del género que sea y a la hora que sea. Decidiendo cómo, expresando peticiones y sugerencias, externando y compartiendo el gozo.


A muchos hombres que conozco no les gusta. La consideran fantoche, una superficial provocadora. A algunas feministas que conozco tampoco les gusta. La consideran una reproductora de la imagen de la mujer como objeto, víctima de dominación y subordinación sexual. Porque son letras para mujeres liberales que reclaman equidad en la distribución del placer, de los hombres y de las mujeres. Porque son letras que aclaman miembros, olores y cuerpos masculinos que un tipo de mujeres todavía seguimos disfrutando cuando no necesitando, aunque ciertas feministas sean capaz de negarlo.

“I like the innocent type
Deer in the headlight
Rocking me all night
Flexing his might
Doing it right
Keeping me tight
Taking a bite out of the Peach tonight”


Yo creo que a ninguno les gusta lo que les dice y lo que esas palabras al expresarse y existir provocan, porque el coito, libre y soberano, aunque sea con el sexo opuesto, emancipa.


Info y música: http://www.myspace.com/peaches