sábado

la mesa y la cama son para dos...

Comer sola es como masturbarse.
O sea una lo hace, pero si tuviera la opción de no hacerlo no lo haría o al menos no tan frecuentemente.
¿O si?
Masturbarse es como comer sola.
O sea se satisface la necesidad inmediata, se disfruta, se descansa y se relaja, pero sigue faltando esa presencia para compartir las sensaciones absolutas, la alegría de compartir.
¿O no?
Comer sola lo disfruto menos que masturbarme.
Puedo hacer lo segundo sin ponerme de mal humor e incluso varias veces por semana, pensando en ese alguien (real o imaginario, aunque me gusta mas imaginar el real) que está lejos.
Como el sexo también es una necesidad fisiológica, masturbarme si resulta por ahora mi única opción para satisfacer tal. Nadie quiere ver la energúmena que sale de mi dentro cuando no he tenido un orgasmo en una semana. Es casi la misma que sale cuando tengo hambre.
O no, creo que tener hambre me pone peor.
Pero bueno ambas energúmenas son de temerse y mejor de abstenerse.
Al hecho de comer sola no le encuentro excusa, no hay razón. Digo, habiendo tanta gente en este mundo, y tanta más que no tiene que comer, y todavía más la que no tiene nada que hacer, ¿Por qué carajos he de comer sola?
Descubrí que comer sola si me fastidia y si pasan más de tres días y sigo comiendo sola, me da por invitar a comer gente, peor aún, me da por hacerme la invitada en casas ajenas.
Pero es la necesidad, mi necesidad.
¿Con quién habla una del platillo que se degusta? ¿A quién se le pregunta que prefiere tomar? ¿Con quién se comparte la nueva receta? ¿Con quién se saborea el postre? ¿Con quién platica una –del mundo y de todo- mientras se bebe su espresso y se fuma su cigarrito?...no, no, no, comer sola es una de las peores cosas que me puede pasar.
No hay nada más triste que abrir una botella de vino y servir una solitaria copa sobre la mesa para sentarme a comer, que tristeza!.
O tener que decirle al mesero que no se espera a nadie, que puede retirar los cubiertos del sitio que esta vacío frente a una.
Me resisto.
A masturbarme no. Tener en quien pensar, a quien recordar, por quien fantasear me deja, al menos por un tiempo, tranquila, aliviada y relajada. Ganosa!
No me resisto. Aunque, confieso, no es mi condición ideal.
Yo necesito comer acompañada y venir acompañada.
Reir con las dos bocas y sonreir con todos los labios con alguien (a un lado, o arriba, o de frente, o atrás, o como se haga físicamente posible).
Masturbarse y comer sola son actos que niegan la naturaleza social de comer y del ejercicio del sexo.
Además de necesidades fisiológicas, comer y coger son acciones que nos hacen seres sociales, seres sensibles y seres sensitivos.
Definitivamente me opongo a un mundo de acciones individuales como estas.
No es una posicion moral la que tengo en contra de la masturbacion, pero ya pasando los 30 años reconozco que me he vuelto una animal de costumbres y hábitos y yo no prefiero estos. Definitivamente no.
En el mundo en que yo quiero vivir la mesa y la cama se deben compartir...
...son para mínimo dos.