jueves

Porn Sex vs Real Sex

Las diferencias entre el sexo en el porno y el sexo "real", estadísticas de miedo (por cierto).

miércoles

El paraíso amoroso según Ulrich Seidl

¿Cuánto cuesta la soledad y cuánto cuesta estar acompañada/o? ¿Cuánto cuesta el sexo y el amor fingido?


Esas son las preguntas que encontré subyacen en el argumento que da vida a la primera película de la trilogía Paradise de Ulrich Seidl: Liebe.

Después de ver la película yo me preguntaba la pertinencia del título. ¿Amor? ¿Es realmente Amor lo que busca una mujer blanca, entrada en años, que viaja sola a Kenia para encontrarse con una amiga y tener unas merecidas vacaciones en un paraíso exótico y lejano?

Ulrich Seidl desmantela la superficialidad con la que se analizan y ven estas situaciones que ya son fenómenos sociales vinculados al comercio y turismo sexuales y que no ocurren únicamente entre hombre ingleses y jovencitas tailandesas o entre italianos y brasileñas. Este ámbito de relaciones contractuales, de sexo por dinero también está testificando la participación de mujeres blancas provenientes de países “ricos” (Austria, Alemania, Holanda, Australia) que buscan satisfacerse yéndose de vacaciones a lugares lejanos en donde hombres asiáticos o africanos fungen de “damos de compañía” durante sus vacaciones a cambio de dinero.

En Liebe, vemos la historia de Teresa, una mujer austriaca, madre de una adolescente, que pasa de los 50 años, de clase trabajadora, sin pareja, que se va de vacaciones a Kenia a encontrar a una amiga que está ahí desde hace varias semanas.

Pronto se encuentra con la cotidianidad del turismo europeo en Kenia. Estas mujeres blancas, gordas y fofas que en Europa son consideradas viejas flácidas y nada atractivas, en algunos puntos turísticos de Kenia son rodeadas por hombres negros, jóvenes y musculosos dispuestos a acompañarlas en un recorrido por el lugar, a pasar un rato con ellas y, ¿porqué no?, a tener sexo.

En el primer intento Teresa se resiste. Pero después de tanta insistencia acepta la invitación de un hombre a pasear por su barrio pobre. Después del recorrido por el “exótico” lugar, el hombre lleva a Teresa a un cuarto de hotel de paso. Sin embargo el encuentro no prospera. Ella no siente el deseo de acostarse con un hombre al que apenas conoce y que le dice “te amo” cada minuto.

A pesar de lo normal que es en ese lugar de Kenia que una mujer de su edad y apariencia tenga por compañía a un hombre joven, a Teresa le cuesta un poco hacerse a la idea de que así serán sus vacaciones. Se sacude a los hombres que la rodean cuando sola quiere caminar por la orilla de una playa llena de piedras. Los ahuyenta mientras estos insisten en venderle algo o en ofrecerle compañía. Ninguno tiene éxito con Teresa hasta que llega Munga, un joven local que ahuyenta al grupo de hombres que no la deja en paz y muestra preocupación por ella.Teresa cae. Redonda y blanca cual es. 

Pero Ulrich Seidl se preocupa por matizar que esto no es inocencia de una mujer blanca y abuso de un hombre negro. Es el estado de las cosas. Lo que Teresa esperaba era al tipo que expresara algo más que su interés por el dinero y que mostrara ser cariñoso, tierno o incluso amoroso.

Y para esto Munga es un profesional. Sigue el manual de los locales. Mostrando buenos modales y simpatía convence a Teresa y la lleva a hacer un recorrido por su también pobre y marginal barrio. Le presenta a una supuesta hermana con su hijo, a una profesora de escuela, a niños y niñas de su barrio. Teresa, dando muestras de la común actitud occidental frente al otro, toma fotos, se enternece, siente pena por los “pobres negros” de periferia, pero al mismo tiempo es atraída por lo “local”, lo “tradicional” y lo exótico.

Se deja seducir por un hombre que le miente, que finge tener interés en ella, que le da compañía y sexo por el dinero que él empieza –sutilmente- a pedirle. Esta relación no es un acuerdo o negocio en el que se establecen las condiciones del trato. Es una relación que se construye y en la que poco a poco cada involucrada/o va expresando sus motivaciones más profundas.

La primera impresión funciona. El espectador cree que Munga es un vividor y Teresa una mujer vieja cuasi explotada por su pasión a la piel joven y oscura. Cuanto más se desarrolla la película, Seidl profundiza y abre los personajes.

En una parte ya avanzada de la historia Teresa se da cuenta de que Munga la engañó, pues es casado, y esa tristeza la encierra en su cuarto de hotel el día de su cumpleaños. El desconsuelo se incrementa cuando Teresa insiste en escuchar la voz de su hija y a pesar de todas las llamas ésta no le contesta el teléfono jamás.

El grupo de austríacas con las que convive durante el día en el hotel (al que no pueden entrar oriundos) le lleva un regalo. La escena es inquietante. Un chico de menos de 20 años le ofrece un striptease mal hecho. Todas quieren verle el pene erecto pero esas carnes blancas y, para él, arrugadas, no surten efecto. Al ver que el chico no podrá satisfacerlas ellas lo tratan como a un mono.

En ese tipo de escenas de las que Seild no prescinde, el racismo se expresa a través de la humillación, de tratar a los negros como máquinas sexuales o reproduciendo el estereotipo del ávido salvaje africano cuyo miembro mide 40 centímetros.

La historia se desarrolla entonces mostrando todos los matices que se pueden abordar en un fenómeno similar del que generalmente no se trasciende la interpretación maniquea, literalmente de lo blanco y lo negro. Ulrich Seidl exitosamente nos muestra el mundo del turismo sexual con las complicaciones familiares, psicológicas, morales, económicas de quienes participan en él, y lo ubica en un continuum de relaciones contractuales y poco afectivas en donde el amor puede ser una mercancía, el sexo se consume como un producto cuyo valor sube si quien lo vende es “distinto y de color” y donde la soledad que viven mujeres como Teresa en países como Austria es el factor que explica buena parte de esta actitud. 

Una que se revela en el  crecimiento de un fenómeno que ya se conoce como las Sugar Mamas, mujeres que apoyan a hombres más jóvenes cubriendo sus necesidades materiales. Esto puede ser por un lapso de tiempo corto -unas vacaciones- o como forma de vida (o modus vivendi), puede manifestarse en la compra de cosas caras o de plano en el pago de una manutención. Los estilos de este tipo de relaciones varían, y se hace necesario reflexionar más profundamente sus razones.

Con actuaciones innolvidables, el director de Hundstage e Import/Export nos rebela una historia compleja que involucra intereses y pasiones generando emociones encontradas que nos invitan a repensar en los distintos motivos que en este mundo globalizado, individualizado y fragmentado llevan a la gente a seguir buscando, de formas como las que se revelan en Paradise:Liebe, algo que se cree -con sus novedosos sentidos- puede ser Amor. 

Paradise: Liebe, de Ulrich Seidl, Austria (2012)
Con Margarete Tiesel y Peter Kazungu


sábado

¿Cómo ovulamos?

Son esos tres o cuatro días del mes en los que algunas mujeres podríamos comernos un bizonte a término medio y cogernos media docena de hombres. Son esos tres o cuatro días del mes en los que a algunas mujeres se nos antoja especialmente el chocolate y tener entre cinco y diez orgasmos, uno tras otro. Son esos tres o cuatro días del mes en los que algunas mujeres podemos irritarnos por falta de sexo o ser inmensamente felices por tenerlo. Son esos tres o cuatro días del mes en los que algunas mujeres, a cierta edad, sienten un tic tac, tic tac con luces rojas de emergencia y sirenas de alarma.  Son esos tres o cuatro días del mes en los que a algunas mujeres nos podría suceder el evento, el suceso, el milagro que cambiaría nuestras vidas por el resto de nuestras vidas.




martes

Estoy en primavera

Desde hace más o menos cuatro semanas me acuesto con una pijama ligera que por las mañanas aparece fuera de mi. Nunca recuerdo habérmela quitado yo, pero no soy sonámbula. Estoy segura que duermo bien porque amanezco descansada. Dormida me desnudo.

El cubrecama amanece en el piso y la sábana enredada en mis pies. Me muevo toda la noche. Despierto acalorada y con la cama revolcada. Cuando no con una almohada, entonces con la mano…en la entrepierna.  El vibrador en la mesita de noche, a veces, sin batería.

En esos días estoy soñando mucho. Ahí me encuentro con hombres conocidos, con otros desconocidos y con varios (re)conocidos. Me visitan en mis sueños o yo los visito en los suyos. Desconozco el porque de su presencia en mi actual mundo onírico, a la mayoría de ellos hace mucho tiempo que no los veo. Las desenfocadas escenas que me revela el inconsciente son eróticas, cachondas, algunas casi pornográficas, casi reales.

Estoy en primavera.

Después del ejercicio matutino me tranquilizo. Ducharme es un bálsamo. Intento no estar expuesta al sol durante el medio día. Sin embargo el calor que siento por la tarde es intenso. Se acumula en mis horas de trabajo.

Me corre una gota de sudor por en medio de la espalda y otra por en medio de los senos. Me corren varias gotas por en medio de las piernas. Esa humedad es un síntoma.

Mi ropa interior guarda intensos olores del día. Cada mañana al cambiarla me la acerco a la nariz. Conozco mi ciclo a través del olfato. Identifico lo que me pasa cada semana solamente con olerme.

Estoy en primavera.

Entre las 4 y 6 de la tarde estoy extremadamente ansiosa. Me siento agresiva. Podría golpear a alguien, o tener sexo. Por las noches me da por tomar el teléfono para marcar el número en el que por una módica cuota hay alguien dispuesto a tenerlo, aunque sea así, a distancia. En donde me encuentre me imagino el sexo que podría tener: sobre una mesa, el escritorio o el sofá de la sala. Sueño con los ojos abiertos. También a veces recuerdo el sexo que ya tuve. 

Mi cine interno no se acaba. Me lleno de imágenes vívidas y vividas. Yo de pie contra la pared sin saber quien está detrás de mi sin pantalones. Yo en una oficina dejándome hacer por mi jefe en horas laborales. Yo en un baño de bar berlinés sentada sobre un tipo que jamás dijo su nombre. Yo dentro de una “jaima” en el desierto de Merzouga con un hombre de increíble color de piel. Yo en el lago de Toba abrazando con mis piernas un cuerpo y flotando sobre un miembro endurecido. Yo en una recámara de una casa ocupada en Donosti con un vasco que se negaba a hablar español. Yo restregando el culo contra una ventana por el ímpetu de un ruso frente a mi en una innombrable calle de Moscú. Yo en una cama de sábanas blancas con un fotógrafo que registraba mi desnudez y nuestro coito. Yo en una habitación desordenada en Brooklyn siendo ruidosamente indiscreta.

Es una sensación de todo el día, una ansiedad que se repite.

Estoy en primavera.

Siento como si tuviera una flor carnívora en medio de las piernas. Que bien podría comer insaciablemente lo que pasara por ahí: lenguas, dedos, penes, vibradores, labios.

Me sorprendo viendo fotografías de hombres guapos y por enésima vez películas ya vistas, fantaseando con mujeres, imaginando tríos y orgías infinitas. Me encuentro repentinamente releyendo libros que contienen historias de mujeres insaciables, de hombres voraces que no llegan a su fin. Me entretengo en el baño.

En menos de un mes me he preguntado varias veces si seré una ninfómana. Pero no soy la única. Ya me lo preguntaron varias veces en lo que va de estación florida.

Estoy en primavera.

En ocasiones me detengo en la cara de la gente. Me imagino sus rostros en momentos de extremo placer. Me gustaría documentar en fotografías el proceso de como van estos cambiando hasta deformarse en el orgasmo. Me distraigo imaginando como se verán cuando deciden abandonarse y concentrar su ser en el sexo penetrante o penetrado.

No dejo de pensar si soy o no la única que se siente así. Veo a las mujeres y reconozco una sensación familiar. Hace algunos días en voz baja le pregunté a una desconocida en el transporte público: ¿no te sientes especialmente caliente en estos días? Le sorprendió la pregunta pero, ruborizada, me dijo que si. Hablando con un par de amigas pude comprobar que no estoy sola experimentando esto.  

Siento una edad que expresa mis cambios de formas más intensas que antes. Sé que como muchas mujeres llevo el cuerpo alborotado, las hormonas encendidas, los olores desatados, los flujos liberados y la imaginación prendida. 

Estoy en primavera.

En otras estaciones del año extrañé la presencia nocturna de un hombre insólito. Alguien que no me conociera, que no supiera mi nombre y que tampoco le importara.

Pero en esta estación encuentro en mi cama, y contrario a mi espíritu, al mismo hombre. Con frecuencia le digo “te amo” cerca de la oreja cuando está dentro de mi. Después lo veo a los ojos. Me sorprende la reacción de mi cuerpo al escuchar en mi voz esas dos palabras. Mi ímpetu aumenta. Siento también el suyo. Su presencia y su ocupación me hacen sentir que dentro me viven la humedad de una selva tropical, los árboles de un bosque frondoso, el agua de un oasis con abundante vegetación y algún animal de la sabana africana. Mis orgasmos en esta estación son inesperados, tupidos, densos...son florales. Sé que estoy sintiendo profundamente lo que digo.  

Por primera vez en mi vida amar me excita. Estoy floreciendo. 

Estoy en primavera.
 

El clítoris. Un documental

El Clitoris from Alexeykonan on Vimeo.

lunes

Promiscuos por naturaleza. Dario Pescador

"Para ser una institución sagrada, el matrimonio funciona fatal. Más de la mitad termina en divorcio, cada vez menos parejas deciden formalizar su situación y las estadísticas muestran que los cuernos ganan a la fidelidad.
 
Según la explicación tradicional, en la especie humana las hembras intercambian sexo por seguridad, mientras que los machos son celosos y posesivos, pero al mismo tiempo buscan esparcir su semilla con otras hembras. Las mujeres sienten menos deseo sexual que los hombres, lo que limita las infidelidades y los hijos ilegítimos. El hombre sería monógamo por naturaleza. El problema es que esa explicación no funciona.
 
“La monogamia es un instrumento económico, surgido con el descubrimiento de la agricultura en el Neolítico”, sostiene el doctor Christopher Ryan, quien después de dos décadas viajando por el mundo, se doctoró en Psicología. Junto con su mujer, la psiquiatra Cacilda Jethá, ha publicado el libro Sex at dawn (Sexo al amanecer), que resume sus estudios. “Hemos analizado la sexualidad humana desde puntos de vista distintos, y siempre llegamos a la misma conclusión”, afirma Ryan.

La ‘picapiedrización’ de la antropología
La deducción es que el Homo sapiens es promiscuo por naturaleza. Ryan critica la “picapiedrización” de la antropología: pensar que nuestros ancestros tenían las mismas costumbres que nosotros, con la única diferencia de que vivían en cuevas. Sin embargo, ¿cómo se puede saber con seguridad cuál era la vida sexual de los humanos cazadores-recolectores que vivían hace 50.000 años?

El estudio de los cazadores-recolectores actuales da muchas claves. En numerosas tribus de indios del Amazonas se cree que una mujer necesita acumular el semen de varios hombres para quedar embarazada. Las mujeres buscan tener relaciones con varios hombres para que el bebé herede lo mejor de cada uno: el mejor cazador, el más gracioso, el más fuerte y el mejor contador de historias. Estas relaciones múltiples se prolongan durante el embarazo.

Así, los bebés nacen con una madre y múltiples padres. Todos ellos son responsables de participar en la crianza de sus hijos. Al otro lado del mundo, los mosuo de China viven en un matriarcado donde las mujeres reciben en sus chozas a amantes diferentes cada día. La paternidad no tiene importancia para ellos.

Las excavaciones indican que en la Prehistoria los seres humanos vivían en grupos pequeños donde no existía la propiedad. Se compartía la caza, el refugio, la crianza de los hijos y también la actividad sexual. Esto maximizaba las posibilidades de supervivencia del grupo. Contra la idea de “el hombre es un lobo para el hombre”, parece que el estado primitivo del ser humano es la cooperación.
Tampoco es necesario remontarse a tiempos tan lejanos. Los pilotos de combate americanos durante la Segunda Guerra Mundial compartían sus esposas con sus camaradas, bajo el compromiso de que cuidarían de ellas y sus hijos si eran derribados. Estos grupos fueron el origen de los actuales clubes de intercambio de parejas actuales.

El semen del simio y el pene desatascador
Otra forma de analizar el comportamiento de los seres humanos prehistóricos es fijarse en los primates. En el caso de los gorilas, los machos luchan entre sí hasta que uno de ellos termina expulsando a los demás y tomando posesión de un harén de varias hembras. Los machos grandes y fuertes tienen ventaja. El resultado es un acentuado dimorfismo sexual: el macho del gorila es casi el doble de grande que la hembra.

Sin embargo, no hay grandes diferencias de tamaño entre los machos y las hembras de los chimpancés y bonobos, que son promiscuos. Estas especies solo se diferencian genéticamente en un 1,6% de nosotros. La vida de los bonobos es una orgía constante. Todos los machos copulan con todas las hembras, que no tienen celo ni presentan signos externos de ovulación, igual que en los humanos.

La cópula, pues, no solo sirve para la reproducción: es una forma de cohesionar el grupo. La pelea por las hembras no es necesaria.

Si los machos no se pelean entre sí, ¿cómo se asegura la supervivencia de los más aptos? La respuesta es la competencia espermática. Sus espermatozoides libran la batalla dentro de las hembras, mezclados con los de otros machos. El semen de mejor calidad tendrá más posibilidades de fecundar.
También influye la cantidad. Los bonobos tienen los testículos más grandes y producen la mayor cantidad de semen en cada eyaculación en proporción a su tamaño. En comparación, el gorila tiene un micropene de apenas cuatro centímetros y produce poco semen durante un coito de 16 segundos. ¿Para qué más? Su paternidad está asegurada después de ganar la pelea.
Todo parece indicar que la competición espermática también tiene lugar en los humanos. Pocas diferencias de tamaño entre macho y hembra, testículos grandes, el segundo mayor volumen de eyaculado y, por si fuera poco, el pene más grande de todos los primates.

La corona del pene humano tiene una forma acampanada que no se ve en otros simios. Según varios estudios, está diseñada para crear vacío en cada embestida y, así, extraer el semen de competidores anteriores, con el mismo principio que un desatascador casero.
Pero entonces, la cuestión es: si nuestros cuerpos no están hechos para la monogamia, ¿por qué hemos cambiado?

La agricultura y la pérdida del paraíso
El paraíso terrenal es un mito que comparten muchas culturas. Una edad de oro en la que vivíamos en paz con la naturaleza, libres del trabajo y que terminó para dar paso al sudor de la frente, la guerra y la enfermedad. Para Christopher Ryan y otros autores, la pérdida del paraíso es el descubrimiento de la agricultura. Los huesos de los cazadores-recolectores de hace 50.000 años nos cuentan que llevaban una buena vida. No sufrían epidemias, ni caries, ni obesidad. Y no trabajaban más de ocho horas por semana para sobrevivir.

Los pocos cazadores-recolectores actuales llevan vidas igual de tranquilas. Estas sociedades tienden a ser igualitarias y pacíficas, y así debían de ser nuestros ancestros. Hasta hace 10.000 años, el mundo estaba casi despoblado, con solo cuatro millones de seres humanos. ¿Por qué pelearse con otra tribu por un trozo de bosque, si con caminar un día más se llega a un lugar deshabitado? 

La agricultura trajo cambios en la dieta que empeoraron la salud y la esperanza de vida. A cambio, se disparó la fertilidad. Se pasó a vivir en un solo trozo de tierra, y a tener muchos hijos para trabajarla. Con la superpoblación vinieron la guerra por los recursos y las epidemias. Los jinetes del Apocalipsis cabalgan sobre campos de trigo.

Para las sociedades agrícolas, la paternidad se vuelve importante. Hay que alimentar a los hijos propios y legarles las tierras. La única forma de asegurar la paternidad es controlar a las mujeres y su actividad sexual.

Conquistar la sexualidad femenina
Ryan Cita un pasaje del Kamasutra: “Nunca puede quedar saciado el fuego por muchos troncos, ni el océano por los ríos que hasta él fluyen, ni la muerte por todas las criaturas del mundo, ni una mujer de ojos brillantes por ningún número de hombres”.

En general, en el sexo los hombres son más rápidos (no tanto como los gorilas), y tras el orgasmo pierden el interés y las fuerzas. Las mujeres necesitan más tiempo para quedar satisfechas. Pero si se acepta la teoría de la competencia espermática, estas diferencias, y la existencia del orgasmo femenino, cobran sentido. Quizá las mujeres no necesiten más tiempo, sino más hombres. 

Pero con la llegada de la agricultura y la monogamia, el deseo femenino se convirtió en un estorbo. Aparecieron los matrimonios de conveniencia, la criminalización del adulterio y una negación del placer femenino, con prácticas atroces como la ablación del clítoris. Si las mujeres tuvieran menos deseo sexual, ¿por qué tanto esfuerzo en reprimirlo?

La liberación de la mujer y las sociedades igualitarias occidentales están abriendo las puertas a otra sexualidad. Los intercambios de parejas han salido de la clandestinidad. El poliamor es ya un fenómeno social que se extiende por EEUU, Canadá y toda Europa: personas que forman parejas abiertas en las que pueden mantener relaciones sexuales con otros. 

O bien, tríos o cuartetos que funcionan como unidades familiares, compartiendo su cama, sus vidas y sus hijos. La variedad es tanta que en inglés se habla de non-monogamy para intentar abarcar todos los tipos de relaciones que se salen de la norma.

Una frase lo resume de forma excelente: “Te presento a mi mujer, a su novio, a mi novio y a nuestra novia, su marido vendrá en un rato”.

Fuente: http://www.quo.es/sexo/curiosidades/somos_promiscuos_por_naturaleza

viernes

Los cambios hormonales según Alicia Murillo



No esperemos una actitud PC, ES Alicia Murillo!! y en este video nos explica -con todo su humor- los cambios femeninos hormonales.

Aquí su blog:

http://atravesespejoalicia.blogspot.mx/

martes

Mujeres que practican el sexo oral son más felices e inteligentes: estudio

Mujeres que practican el sexo oral son más felices e inteligentes: estudio

"Un estudio concluyó que las mujeres que tienen más sexo oral resultan ser más felices y hasta más inteligentes que las que no lo se lo hacen a sus parejas con tanta regularidad. 

Estados Unidos.-  Un estudio realizado en la Universidad Estatal de Nueva York ha concluido que el sexo oral, además de ser benéfico para la salud de las mujeres, las hace seres humanos más felices.
Resulta que el semen además de espermatozoides, contiene sustancias antidepresivas como la serotonina y la tirotropina y la melatonina, esta última produce el sueño.

Pero esto no es todo, entre sus componentes se incluyen químicos como la oxitocina, el cortisol y la estrona que  levantan el estado de ánimo general y mejora el desempeño cognitivo.

Fueron 293 mujeres que participaron en el estudio, en donde compartieron  a detalle sus vidas sexuales.

De manera contundente, los resultados del estudio dicen que aquellas mujeres que tienen sexo con más frecuencia y regularidad, y tienen contacto directo con el semen, resultan ser menos depresivas, más saludables, mucho más felices y hasta son más inteligentes."

Fuente: http://www.sdpnoticias.com/sorprendente/2013/04/01/mujeres-que-practican-el-sexo-oral-son-mas-felices-e-inteligentes-estudio

jueves

La sexualidad femenina como patología histérica





  
Hace un par de meses se estrenó en cines nacionales la película  de Tanya Wexler “Histeria” (2011).  En esta historia se desarrolla una de amor al tiempo que se cuenta cómo en la Inglaterra de finales del siglo XIX se llevaba a cabo –con gran éxito- el tratamiento del masaje genital para las mujeres. El Dr. Joseph Mortimer Granville se inició en está práctica asistiendo a un viejo y exitoso médico. En la película se narra como Granville descubre –por accidente- un aparato mecánico que relaja el dolor muscular de su mano y como –junto con un amigo- llevan esta idea a la elaboración del primer vibrador. La película bien ambientada y con escenas de humor simple ubica un importante período de la historia para la sexualidad femenina sin profundizar en el tema. Granville en efecto desarrollo un vibrador electromecánico pero no lo aplicó al tratamiento de lo que en aquellos tiempos se denominó histeria. Esta implementación la hicieron otros médicos.

Para pasar un rato agradable la película no está mal. El personaje que encarna Maggie Gyllenhaal equilibra el desconocimiento que prevalecía en la época sobre la sexualidad femenina con el surgimiento de una conciencia femenina que cuestiona dicha sexualidad, su necesidad de sentir y su capacidad de dar placer. Lo que en Histeria si se retrata de manera fiel -a través de los personajes masculinos- es la ignorancia que privaba en la ciencia cuando se trataba de saber, conocer o entender la fisonomía y la psicología  femeninas.

La etimología  de la palabra “histeria” viene de un vocablo griego que significa “lo que procede el útero”. Cuando se utilizó para definir ciertos estados de ánimo o emociones femeninas se convirtió en una palabra cuya connotación combinaba los elementos peyorativos de la feminidad y de lo irracional. Esto no lo ilustra Tanya Wexler. 

Pero es un asunto que elaborado desde una perspectiva histórica y feminista se profundiza y documenta en el libro Technology of Orgasm. “Hysteria”, the Vibrator and Women´s Sexual Satisfaction de Rachel P. Maines, que es –entre otras cosas- una historia de la práctica médica masculina relacionada a la sexualidad femenina en Europa.

La autora inicia documentando que el tratamiento médico para tratar -lo que por siglos se denominó- la histeria femenina a través del masaje a los genitales (de las mujeres, obviamente) está registrado y reconocido desde mediados del siglo XVII y fue recomendado –entre médicos- especialmente para tratar mujeres viudas. En su primer capítulo (The Job Nobody Wanted), Maines argumenta que los médicos que aplicaban este tratamiento no encontraban su trabajo agradable por lo que dejaban el procedimiento en manos de comadronas.

Descripciones de este tipo de tratamiento, señala la autora, se encuentran en los escritos de Hipócrates, de varios griegos de principios de esta era y de varios otros científicos de los siglos posteriores. “Dada la ubicuidad de estas descripciones en la literatura médica, es sorprendente que el carácter y la finalidad de estos tratamientos de masajes para los trastornos relacionados con la histeria y desórdenes similares hayan recibido poca atención de los historiadores” (p.2).

Si por siglos la historia la escribieron hombres y por siglos la ciencia se negó a conocer, observar y analizar al cuerpo humano femenino (hasta el siglo XVIII no se distinguió entre labios, vulva, clítoris y la vagina, así tampoco la vagina del útero) no es sorprendente que conozcamos poco sobre la relación que guarda la construcción social de la histeria –como un desorden emocional básicamente femenino-, la práctica del tratamiento de masaje genital para mujeres, la invención de utensilios e instrumentos para agilizar dicho masaje y el descubrimiento de la capacidad femenina de desear, buscar y proveerse placer.

En la historia de la medicina occidental, nos cuenta Maines, se documenta entonces la implementación de este procedimiento para aliviar lo que por lo menos 4 siglos ANE y hasta 1952 -cuando la Asociación Americana de Psiquiatría desechó el término-, era conocido como Histeria. Esta “enfermedad” y sus síntomas, “que son consistentes con el funcionamiento normal de la sexualidad femenina, se aliviaban, sin sorpresa, con el orgasmo, ya fuera en la cama matrimonial o en la mesa de un medico a través del masaje” (p.2).

En la época se recomendaba a las mujeres diagnosticadas con histeria casarse lo antes posible o, si esto no era posible (sonará a broma) se sugería montar a caballo o sentarse en un columpio. No se aclara si la expectativa era que las mujeres se distrajeran o, que en efecto, lograran una fricción de sus genitales que las llevara eventualmente a relajarlos.  

La autora ubica el fenómeno de esta “enfermedad” en el contexto de definiciones androcéntricas de la sexualidad que explican tanto el desarrollo del concepto “patologías sexuales femeninas” como de los instrumentos diseñados para tratarlas. Una definición andrógina del sexo –como práctica- incluye tres pasos: la preparación (o el jugueteo), la penetración y el orgasmo masculino. Si faltan los últimos dos actos, entonces no es “sexo” (“it’s not the real thing”). Pero esta definición también implica una sentencia: si la mujer no alcanza el orgasmo durante el coito, el sexo sigue siendo sexo (o sea  “it's the real thing”).

El hecho (social) de que más de la mitad de las mujeres no alcanza el orgasmo durante el coito es antiguo y conocido. Se le llamaba “frigidez”, y se consideraba algo “sub-normal”, como si la mujer fuera la única responsable de esta situación. Para el siglo XVII, argumenta Maines, se creía que la anorgasmia producía malos olores en el cuerpo y para el siglo XIX la incapacidad de lograr el orgasmo generó la creencia de que las mujeres eran menos sexuales que los hombres y por lo tanto más puras. En algunos países europeos para el siglo XVII a la histeria se le consideraba la “enfermedad más común después de la fiebre” y para el siglo XIX una verdadera epidemia. Abundaban las mujeres histéricas pero puras.

Nos dice la autora: “cuando el sexo marital era insatisfactorio y la masturbación desalentada y prohibida, la sexualidad femenina se afirmó a si misma en la única salida posible: los síntomas de los desórdenes histérico-neurasténicos” (p.5).

Estos síntomas se identificaban como “ansiedad, insomnio, irritabilidad, fantasías eróticas, sensaciones de pesadez en el abdomen, edema en el pelvis bajo y lubricación vaginal”. Las pacientes histéricas eran observadas durante las consultas al médico en las cuales –después de minutos de masaje genital- presentaban “una aparente perdida de conciencia, enrojecimiento de la piel, sensaciones voluptuosas y vergüenza y confusión una vez recuperadas” (p.8). Y a esto se le llamó “paroxismo histérico”, y se definía como el momento crítico de la enfermedad. Un médico de la época podría encontrar paradójico que las enfermas buscaran la crisis de su malestar para sentirse mejor y mantenerse "mancitas", hasta la próxima consulta médica.

Me parece que en su libro Maines echa luz sobre temas que hasta su publicación no se habían tratado desde una perspectiva histórica, feminista y foucaultiana. No obstante, -estando dividido en temas y no organizado de manera cronológica- en si mismo el texto no establece una relación entre la construcción de la sexualidad femenina como una patología histérica en los distintos periodos de la historia (Capítulo 2. Female Sexuality as Hysterical Pathology), el “descubrimiento” del orgasmo, las diferencias entre las experiencias orgásmicas masculina y femenina, el uso de tecnologías para controlar la sexualidad femenina (Capítulo 3. “My God, What Does She Want?”) y el invento de tecnologías y el consumo de instrumentos como el vibrador que hasta antes del 1900 fue un utensilio médico (Capítulo 4. Inviting the Juices Downword). Es una cuestión de enfoque que no le resta ningún mérito al libro.

Para la década de los años 60 del siglo pasado, señala Maines, el vibrador se popularizó como un instrumento que logró venderse como cualquier artículo en el mercado. Justamente su éxito en contribuir a la consecución del orgasmo femenino fue la clave de su publicidad y venta. El movimiento feminista lo reivindicó casi como un artículo de primera necesidad en la casa, poniendo así  “en las manos de las propias mujeres el trabajo que nadie quería” (p.17).

El discurso general que subyace a los largo de los cinco capítulos del libro es que el conocimiento médico se construyó desde una perspectiva masculina que ignoró y subestimó las experiencias y el cuerpo femenino. Esta ignorancia promovió entonces que desde este conocimiento se desarrollaran o implementaran métodos para controlar la desconocida sexualidad femenina. Por eso, el menosprecio de los médicos porque las mujeres se masturbaran o usaran el vibrador en casa apunta al temor de que éstas lograran un control sobre su propio cuerpo y placer y por ende se empoderaran. Nada nuevo en nuestros días, pero la referencia histórica a este proceso es relevadora.

Actualmente cuando “histérica” se aplica como adjetivo calificativo, generalmente se entiende una  persona molesta al grado de la irracionalidad, pero cuando se aplica a una situación, generalmente se entiende que ésta es chistosa o demencial. Entonces cuando un hombre le dice a una mujer “eres una histérica”, subyace este elemento peyorativo de una feminidad que proviene de una sexualidad irracional que no es igual a la masculina, porque la nuestra, como lo muestra el libro de Rachel P. Maines, se fue construyendo como una patología…histérica.

Rachel P. Maines (1999). The Technology of Orgasm. Hyteria, the Vibrator and Women’s Sexual Satisfaction, The John Hopkins University Press, USA

miércoles

La Evolución del Sistema Alimentario Mexicano

Si bien las crónicas y los códices prehispánicos relatan episodios de hambrunas graves en el altiplano mexicano antes de la llegada de los españoles, el sistema alimentario mesoamericano, basado en la milpa, el maíz, el frijol, el amaranto, la calabaza, los quelites, aves, anfibios, reptiles, peces e insectos fue extraordinariamente eficiente. De acuerdo con los estudios más sólidos de demografía histórica, en 1519 la región central del México actual albergaba 25.2 millones de habitantes, lo que necesariamente implicaba una abundante disponibilidad de alimentos de buena calidad. La Conquista representó la destrucción casi total de este sistema: en 1603 la población de la Nueva España apenas rebasaba el millón de habitantes, como resultado de la violencia, las epidemias .y las hambrunas, lo que constituye tal vez el genocidio más devastador de la historia. Durante los tres siglos siguientes se produjo un estancamiento demográfico generado por las repetidas hambrunas registradas extensa e intensamente en todo el territorio nacional a lo largo de la Colonia y el siglo XIX. En este periodo el sistema alimentario sólo fue capaz de sostener un lento crecimiento demográfico que tardaba casi un siglo para duplicar la población.

Los vestigios de las formas prehispánicas de cultivo y preparación de alimentos sobrevivieron en las repúblicas de indios y, con gran precariedad, en las zonas de refugio, en tanto que el sistema de encomiendas, repartimientos y haciendas, fincado en el despojo y el desalojo de las mejores tierras de la población indígena, se abocó a la producción de trigo, maíz, ganado, caña de azúcar y pulque. La conformación durante tres siglos de las comunidades rurales en la Nueva España dio lugar no sólo al mestizaje poblacional sino también el mestizaje alimentario. La gran cultura alimentaria de los pueblos originarios se enriqueció con la aclimatación de productos provenientes de Europa, Asia y el Caribe.

Desde la Conquista, México perdió la autosuficiencia alimentaria y no ha podido recuperarla hasta el día de hoy, es decir, no ha sido capaz de producir en su territorio los alimentos necesarios para satisfacer adecuadamente los requerimientos nutricionales de sus habitantes. Hasta mediados de la década de los 60’s del siglo pasado, el país no dispuso de alimentos suficientes, ya fuese mediante su producción o su importación. Esto significó que únicamente las clases altas pudieran acceder a una alimentación suficiente; la gran mayoría de la población vivía en situación de hambre, lo que, aunado a las pésimas condiciones sanitarias, ocasionaba una elevada mortalidad por enfermedades infecciosas.

La intervención del Estado mexicano en el sistema alimentario ha evolucionado históricamente desde la caridad simbólica de la limosna virreinal hasta llegar a ser un componente estratégico de la política económica y social. De acuerdo con el modelo económico dominante, en diferentes periodos el Estado ha intervenido en menor o mayor medida en la regulación de todos los eslabones de la cadena alimentaria.

Las masas campesinas hambrientas han sido la base social de los grandes episodios nacionales: Independencia, Reforma, Revolución; sin embargo, sólo a partir de esta última se pudieron expresar en acciones de gobierno algunas de sus reivindicaciones. El reparto agrario durante el régimen cardenista, así como la intervención del Estado para la el fomento de la producción agropecuaria, el abasto de alimentos y la protección de la fuerza de trabajo, transformaron radicalmente el sistema alimentario mexicano al incrementar aceleradamente la disponibilidad de alimentos, lo que permitió un acelerado crecimiento demográfico direccionado a los centros urbanos y el proceso de industrialización, base del llamado milagro mexicano, periodo de crecimiento económico sostenido durante los años 40’s y 60’s del siglo pasado.

Sin embargo, la mayor disponibilidad de alimentos y el crecimiento económico no se tradujo en la misma escala en el mejoramiento de las condiciones de vida en el medio rural. El carácter concentrador de riqueza del modelo económico nacional originó una creciente desigualdad social; el campo fue un generador neto de transferencias a la ciudad, tanto de alimentos como de población. Las condiciones del campesinado siguieron siendo de gran precariedad. Tan reciente como en 1974, se registraron en el país más de 200 mil muertes de niños menores de cinco años, la mayoría de ellas en el medio rural, producto de la combinación de desnutrición e infecciones.

Justo a final de los años 60’s se produjo una profunda crisis del modelo de desarrollo, el cual en un inicio se trató de enfrentar mediante una creciente intervención del Estado en todos los eslabones de la cadena alimentaria, desde la producción hasta el consumo. En 1979 se creó el Sistema Alimentario Mexicano (SAM), un ambicioso proyecto que pretendía utilizar los extraordinarios recursos provenientes del auge petrolero para financiar el despegue económico del país, asegurando la buena nutrición de toda la población mediante todos los recursos técnicos, financieros y de infraestructura posibles. La crisis petrolera, la corrupción y la ofensiva neoliberal dieron al traste con este intento de transformar radicalmente el sistema alimentario que tuvo que desactivarse a los dos años de haber sido lanzado.

Los 30 años recientes han sido dominados por una visión de libre mercado, se desmontaron o privatizaron todas las instancias gubernamentales (Conasupo, Banrural, Anagsa, Fertimex, Pronase, Inco, etcetera); se retiraron todos los subsidios generalizados (tortilla, Liconsa); se liberaron los precios e importaciones de alimentos; se orientó el subsidio a los productos agrícolas rentables para exportación; se desarticularon los sistemas locales de producción y abasto de alimentos, y se fomentó su importación y distribución por cadenas monopólicas con grandes privilegios fiscales. Se permitió que los alimentos chatarra inundaran los espacios escolares y que hicieran publicidad engañosa y manipuladora dirigida a niños, lo que transformó el patrón de consumo, destrozó la cultura alimentaria nacional y generó una grave epidemia de obesidad y enfermedades asociadas que están llevando al colapso a corto plazo al sistema de salud.

La sustitución de una política de fomento a la producción agrícola y al desarrollo rural sustentable por las transferencias económicas para pobres, por parte de los programas Progresa y Oportunidades, devastaron los frágiles sistemas agrícolas y el tejido social de las comunidades campesinas pobres, sobre todo las indígenas; lejos de promover el desarrollo de capacidades, propiciaron alcoholismo, el consumo de refrescos y comida chatarra, la violencia intrafamiliar, el abandono de la lactancia materna; paradójicamente favoreció la persistencia de la desnutrición infantil en edades tempranas, y la epidemia de obesidad generalizada a partir de la etapa escolar, con el consecuente incremento en la enfermedades asociadas a ella, como diabetes, hipertensión, infartos y accidentes cerebro-vasculares.

El 21 de enero pasado el gobierno federal anunció el arranque de la Cruzada Nacional Contra el Hambre. Se presenta como el programa social insignia en el arranque de la presente administración. El decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación no permite formarse una idea de sus propósitos, medios y alcances. Cabría esperar que fuese el inicio de la rectificación de las erráticas políticas públicas de los años recientes en torno al bienestar alimentario de la población.  

Abelardo Avila Curiel  
Investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/02/16/cam-evolucion.html

jueves

Si, soy una puta


lunes

Él

Cuando estamos cerca –como gatos- ronroneándonos, empiezo a sentir su corazón. Palpita con fuerza sin estar nervioso. Le paso los labios por el cuello, por las orejas, le beso los ojos y la punta de la nariz. Al mismo tiempo le paso las manos por el torso. Camino con mis dedos recorriéndolo hasta llegar a su ombligo.

No bajo más. Espero su señal para iniciarme. Esa la reconozco en su tacto. Ya aprendí. Sé que cuando sus manos me aprietan las nalgas está pidiéndomelo todo. Sé que cuando me muerde fuerte quiere que no pare.

Entonces sin conciencia sigo. Una vez que Él busca tocarme sin ropa y para eso la aparta, entonces yo no entiendo más de pausas y ritmos lentos. Me regodeo en su piel y en sus labios. Me deleito en su lengua, en escuchar su agitada respiración y en ver/sentir cómo su hermoso pene reacciona.

Me acerco a sus orejas –una a la vez- para decirle cuánto lo estoy deseando, para decirle lo que quiero que me haga, para decirle lo que le voy a hacer. En ese momento Él escucha y siente toda la fantasía y el placer que me provoca.




Me inclino ante Él. Cambio mi posición para hacerle una reverencia en medio de sus piernas. Ahí me detengo. Le observo el sexo que empieza a adquirir otra consistencia y tamaño. Con mi boca le brindo un homenaje. Le dejo sentir mi cariño y mi deseo.

En ese momento me gusta verlo. Disfruto viendo su cara transformarse por el placer de esa pequeña y húmeda cortesía que mi lengua tiene con esa parte de su cuerpo que a mi me hace tan feliz.

Le gusta que empiece arriba de Él. A veces sentados sobre un sofá, o veces en la cama, a veces en una silla. Pero le gusta que empiece yo. Le gusta verme a la cara y acercarse a mis pechos. Entonces lo complazco. Subo a su cuerpo y me conecto. Por mi sexo entra el suyo y siento así el fluir de una energía especial y tibia.

Nos vemos a los ojos para saber si todo está bien. Generalmente mejor no puede estar, pero aún así yo se lo pregunto. Escucho nuestros ruidos. Hay gruñidos, gritos en voz baja, gemidos desinhibidos, mordidas, algunos rasguños  y peticiones imperiosas. “No pares” es una de ellas.

Después de darle algunas vueltas a los cuerpos, a Él le gusta que le avise cuando yo estoy lista. Quiere tener la delicadeza de controlarse sin que yo pierda la inspiración. Cuando siento la llegada se lo aviso. Se lo digo para que sienta cómo será esa vez. El final con Él siempre es igual, una carcajada poco tímida que podría desplomarme. Pero no lo hago.

Entonces seguimos conectados. Puedo con gusto repetir esa sensación de espasmo acalorado una y otra vez, pero cuido, como Él a mi, que alcance el nivel que le permitirá renovar su energía. “Así…así” se vuelve en un coro repetible.

Salgo de su sexo. Lo recupero con la boca y con las manos. Beso sus testículos y paso los dedos acariciándolo lentamente. Siento todo su cuerpo concentrado en su entrepierna. Me lleno de su olor más íntimo y lo lleno de fluidos todos hasta que veo su cara que dice lo que viene…y se viene.

Termina como desde la primera vez que estuvimos juntos. 

Él como yo 
sin reparos, 
....también se ríe...fuerte.

domingo

La CazaClub. Cocina Regional y Mixología


Cuando un cocinero talentoso e innovador (Humberto Avilés), un diseñador creativo y divertido (Gabriel Herrera) y un arquitecto con visión y buen gusto (Omar Monroy) se reúnen para iniciar un proyecto culinario, el resultado solamente puede ser excepcional. Así es La CazaClub, un restaurante inaugurado recientemente en la colonia América en la ciudad de Tijuana.

La apuesta de estos socios y amigos es una cocina innovadora que recupera técnicas culinarias tan básicas como la cocción al carbón y a la leña y el uso de productos locales y regionales que hacen del menú una selección variada de platos bien elaborados, ricos en sabores y con presentaciones impecables. Así lo muestra la comida que hice durante mi primera visita.

Mi experiencia sensorial inició con un panucho de pato realizado a la usanza tradicional yucateca. Una base de masa de maíz tipo gordita,  pato desmenuzado y marinado en abodo servido con cebolla morada desflemada con limón y un untado de frijoles. La bienvenida fue grata pues el pato es una de las carnes que más me gusta y los panuchos una versión de antojito popular que disfruto enormemente. Para acompañar me hice servir un chenin blanc 2011 llamado La Niña L'Blanc de Alberto Gassol que resultó un sencillo pero fresco y nada complicado acompañante.

Después seguí con la almeja gratinada en su concha con queso de Real del Castillo. Elaborado en Baja California, cerca de Ensenada, este queso se ha ganado ya su denominación de origen y resalta por su textura cremosa, un aroma muy intenso y un sabor fuerte. El queso estaba perfectamente gratinado sobre pedazos de almeja y retazos de tocino que redondean el ensamble del marisco y el queso. Además se colocan unas gota de aceite con chiles que una vez mezclado deja en el paladar una sensación equilibrada de los sabores del molusco, la sal del tocino, la intensidad del queso y el picor del aceite.



El siguiente plato es el consentido de La CazaClub. Varias referencias lo tienen como el "must try" del lugar y no es para menos. Es el pulpo cocinado a las brasas con una salsa de hierbas y servido en una cama de chicharrón de puerco en trozos coronado con cilantro y limón. Lo sirven acompañado de un cremoso de aguacate, un cremoso de achiote y tostadas. La carne del pulpo se siente firme, jugosa y bien cocida por dentro mientras que está dorada por fuera. Una cocción y sazón perfectos que combinan en términos de textura con lo crujiente del chicharrón, el gusto ahumado de las brasas y los sabores de los dos cremosos. Por la contundencia considero que esta pensado para ser compartido. El pulpo a las brasas es un platillo único pero no debe ser comido como único plato.

El plato fuerte fue carne roja. Mi antojo fue homenajeado con la costilla cargada que es otro de los platos predilectos de la reciente pero fiel clientela del lugar. Servida en su jugo en una cama de frijoles de la olla, la carne es de excelente calidad y la perfecta cocción se intuye en horas pues su textura se deshace en la boca. Me tocó un pedazo que dejó el hueso en otra parte. La salsa que la acompaña incluye tomate verde, cebolleta de cambray y chiles serranos. Sin embargo, no es un plato picante. Para acompañar cambié a un vino tinto llamado Selección de Barricas 2011 de Las Nubes, casa del Valle de Guadalupe. Un vino nuevo hecho con cinco uvas que presenta un gusto seco e intenso que me parece combina tanto con carne como con pastas y quesos.

Para cerrar la experiencia gastronómica el postre fue helado. Una mitad, una deliciosa crema michoacana y la otra una deconstrucción de chocolate Reese's con retrogusto a cacahuate. Así el broche de oro resultó de Oro. Se sirve en una cama de mazapán y se corona con pipitoria en trocitos. El maravilloso secreto está en la bebida que la acompaña -si así se desea-: una Brutal Stout Imperial de la cervecería Border Psycho con 10.5% de alcohol de la que se debe tomar un trago una vez que se tiene la combinación de helados en la boca. El resultado es alucinante!


El mejor digestivo para mi siempre será un café. La CazaClub ofrece en su segundo piso un ambiente cómodo y funcional para disfrutar una de las mejores bebidas del mundo. Es un espacio para ir a trabajar, relajarse y platicar de la excelente experiencia culinaria que se puede tener en la planta baja. Mi final sentada en un sofá en un agradable escenario y compañía familiar, con un café proveniente de Veracruz no pudo ser mejor.

La CazaClub en su conjunto es un espacio que combina una cocina innovadora y conciente, un proyecto que apoya proyectos enológicos, cerveceros y alimenticios locales y regionales en un espacio de buen gusto, excelente ambientación e impecable atención.

Fue un placer conocer este nuevo proyecto emprendido por tres amigos y socios que están apostando porque Tijuana y la cocina de la región se consoliden como destinos gastronómicos internacionales. Con propuestas como la de La CazaClub que lo vayan a lograr está fuera de toda duda.

La CazaClub
Miguel Alemán 2612
Colonia America
Tijuana, Baja California
https://www.facebook.com/la.cazaclub?fref=ts

sábado

El proyecto que se nos fue

Hoy Enrique Peña Nieto tomó protesta como nuevo presidente de México. No escribiré aquí ni sobre la forma y ni sobre el fondo que le permitieron llegar a la silla presidencial.

Sin embargo de entre muchas de las preocupaciones que a mi me rondan –además del excesivo poder que se le dará a la Secretaría de Gobernación y de la poca experiencia y preparación que priva en casi todos los miembros del gabinete- resalta lo relacionado al desarrollo rural, la política social para el campo y la producción de alimentos.  Durante su campaña EPN hizo poca mención sobre estos temas, con excepción de la reiterada promesa de “modernizar al campo” -cualquier cosa que eso pueda significar-.

Los nombramientos de Enrique Martínez y Martínez y de Jorge Carlos Ramírez Marín, como nuevos secretarios de la SAGARPA y de la Secretaria de la Reforma Agraria, evidencian el desinterés, la poca importancia y la nula preocupación que el nuevo gobierno tiene sobre el desarrollo rural, la actual situación del campo y la producción de alimentos.

La SAGARPA es la secretaria que elabora, planea e implementa proyectos relacionados al desarrollo de la agricultura, la ganadería, la pesca y la alimentación. En teoría es la instancia preocupada por promover, fomentar y defender la producción nacional para el mercado interno y externo.

En la práctica –y especialmente en el último sexenio- fue todo lo contrario al grado de promover permisos para que empresas transnacionales experimenten con cultivos de soya y maíz transgénicos en varios estados de la República amenazando la producción nacional y las variedades de maíces criollos. En la práctica ha sido la Secretaría que ha hecho caso omiso a las demandas que provienen del campo y de la costa avalando el recorte a subsidios oficiales para incentivar la producción de alimentos. En la práctica no se opone a la privatización de las industrias nacionales en detrimento de familias rurales y obstaculiza cualquier cambio que promueva mayor soberanía alimentaria. En la práctica implementa programas paternalistas y paliativos que reproducen el grave rezago que enfrenta el medio rural, pesquero y de producción de alimentos.

Estos nuevos nombramientos deberían de preocuparnos. Enrique Martínez y Martínez es un economista quien afiliado al PRI ha ocupado algunos cargos relacionados a la administración estatal de Coahuila, incluyendo la gubernatura antes del periodo de los Moreira. No se consigna que haya hecho algo particularmente novedoso o innovador en ese respecto en el estado de Coahuila.

Por otro lado en el currículo de Jorge Carlos Ramírez Marín no se registra experiencia alguna en el área del desarrollo rural o de la resolución de conflictos relacionados al ejido, la propiedad comunal o privada de la tierra. Ninguno de los dos ha formado parte de comisiones responsables de estos temas en alguna de las cámaras. En sus historiales no se menciona ningún tipo de experiencia relacionada al desarrollo rural, pesquero, ganadero o de la producción alimentaria. Carecen de experiencia y, yo infiero, también de conocimiento.

No ubicar a expertos en la materia en secretarías como SAGARPA y de la Reforma Agraria indica que para el nuevo gobierno los temas de desarrollo rural, el rezago del campo y la producción de alimentos no son prioridades de la nueva agenda y proyecto de nación.

Esto resulta sumamente peligroso. La tendencia de los gobiernos pasados ha sido fortalecer la dependencia alimentaria de México especialmente hacia Estados Unidos. Importamos cantidades escandalosas de maíz, pollo, verduras y frutas que en México se podrían producir o que se producen sin redituarle al campesino ganancias justas.

México se subordina a políticas externas para producir, certificar, importar y exportar diversos alimentos, dejando al productor nacional en total desventaja frente a productos extranjeros que entran a bajo costo pero de mala calidad, o encareciéndolos, como el caso de las fresas mexicanas que cruzan la frontera norte para regresar a México empacadas a un precio a veces inaccesible.

Un país que no es soberano en sus formas de producir alimentos y alimentarse condena a su población rural a la pobreza, y al resto de la población a mal alimentarse, a disminuir el consumo de ciertos alimentos, a la desnutrición y al consumo en masa de comida chatarra.

Con los nombramientos de Enrique Martínez y Martínez  y Jorge Carlos Ramírez Marín se manifiesta la poca o nula importancia que el nuevo gobierno le dará al sector y que ambas Secretarías seguirán funcionando como hasta ahora: en la improvisación, la superficialidad y atendiendo intereses ajenos a los de la población rural relacionada a la producción de alimentos.  El plan de desmantelamiento del campo mexicano parece que seguirá vigente. Es parte de los puntos imperativos que incluyó el TLC y que es fundamental para consolidar el proyecto neoliberal en marcha.

Algo tenemos que hacer los interesados en estos temas desde varios frentes para incentivar y promover la producción local y una mejor alimentación. Un país dependiente hasta de los alimentos que su población consume es vulnerable por todos los flancos.

Hubo, antes de la elección del 1 de julio pasado, una esperanza al respecto con un proyecto de nación que incluía en su punto 9 un plan para rescatar al campo y apoyar la soberanía alimentaria.

Si no empezamos a tomar conciencia sobre todo lo que no cambiará a partir de hoy, producir nuestros alimentos de manera sustentable, aliviar el rezago de la población rural, resolver los conflictos de tenencia de tierra que paralizan la producción en el campo, pagar precios justos tanto para el productor rural como para el consumidor, alimentarnos y nutrirnos será “el proyecto que se nos fue”.