miércoles

de alimentos afro...

Lo sabía, lo sabía, que después de que alguien leyera mi inicio de blog me iba a preguntar lo típico cuando se habla de la combinación cocina y cama: ¿y qué onda con la comida afrodisíaca?

Pues yo no soy la experta, pero si puedo asegurar que hay alimentos que por sus propiedades estimulan ciertas glándulas y conexiones nerviosas que nos ayudan a ponernos a más de la temperatura ambiente o a que el deseo no termine en la primera ebullición.
Aunque tampoco es como para atacarse de ellos. Creo que es más importante estar en un ambiente adecuado, con la persona correcta y en el momento oportuno. Además eso de comer y después irse a la cama (o al coche, o al sofá, o al cuarto de lavar, o a la escalera, o a la oficina, o al cuarto de baño del lugar en donde estamos) me parece que no hace nada bien al proceso digestivo.
Yo me siento a veces tan satisfecha, porque ya que tengo buen diente como bastante, que después de la comida se me antoja más salir a caminar o tomarme un digestivo que empezar a hacer movimientos bruscos y violentos. O también porque luego ya me ha tocado el típico que no digiere bien algún alimento en particular y apaga la pasión con un eructo olor a cualquier cosa que ya me baja mal las feromonas.
O si no también me paso haber comido algo que de hecho me cayo súper pesado que terminó siendo contraproducente (una vez leí de las propiedades del plátano para recuperar energías, y en una mañana me los comí en ayunas pues no quise preparar desayuno antes, y los dos malditos plátanos me cayeron fatal y terminé bebiéndome un litro de yogurt natural para bajarle al aire con el que se llenó mi estómago, imagen absolutamente nada sexy). De ese mañanero mejor ni hablar.
Para mi lo mejor es integrar estos alimentos a la dieta diaria para estar en forma y con ganas en cualquier momento…de que me toquen y me prenda. Claro siempre y cuando tenga a alguien que me toque y me prenda, pero la discusión sobre el male déficit no es parte de este texto.
Aunque comer estos alimentos cotidianamente me impide saber si realmente lo que estoy comiendo me está provocando el deseo y el ímpetu sexuales o es que ya nací golfa. Mejor le echo la culpa a las almendras.
Anyway, yo incluyo de todas maneras esas cositas en la alimentación, con o sin intenciones sexuales, porque casi todos los alimentos catalogados como afrodisíacos son ricos, comerlos ya son un placer y combinarlos un placer doble.
Por ejemplo un desayuno que incluya avena cruda con miel de abeja y cualquiera de estas frutas (fresas, cerezas, frambuesas, manzanas, piña, plátano) con avellanas y nueces; una comida con mariscos, esos si funcionan de verdad (sobre todo los camarones y ostiones frescos que con una docena ya tienes sexo para tres o cuatro horas, empíricamente comprobado); cena con ensalada de rúcula, espárragos, apio, alcachofas, aguacate, hierbas de olor como el perejil, la salvia y el romero.
Los pistachos, las semillas de calabaza son una buena botana.
Ya que uno huele a lo que come hay que tomar en cuenta las especies, como el anís, la vainilla, el clavo, la canela porque los olores también son estimulantes, digo, si son ricos, no estos olores a queso europeo mal digerido que abundan por aquí. A mí no me molesta pero hay a quienes no les gusta el olor a ajo. Yo cuando cocino y pongo a calentar el aceite de oliva y después dejo caer el ajo picado y ese olor empieza a llenar mi cocina siempre tengo la fantasía de tener a alguien detrás ayudándome a cocinar. Es el ajo. Que es un gran afrodisíaco y yo creo que más que por comerlo es por olerlo. Los árabes tienen bien ganada su fama en la cama y, creo, que el olor es un factor fundamental. O al menos conmigo ese cordero al ajo si hizo su efecto. Como también lo hacen las pastas al olio e aglio de las que tengo mucho para contar.
El café y el vino sin caer en excesos también son estimulantes. Yo no vivo sin mi café de la mañana y no ceno sin mi copa de vino. Después de tomar el primero y de degustar la segunda podría, con mucho gusto, irme a la cama un par de veces consecutivas.
El chocolate, está comprobado, es absolutamente afrodisíaco, si yo lo como un poco antes del sexo me da energías y me saca las ganas, si me lo como después de, repongo energías y ganas, pero si lo como durante el día en pequeños pedacitos no hago sino pensar en sexo. Pero tiene que ser 100% cacao, si no es más azucar, y en ese caso me como una cucharada de miel que también produce efectos.
Por ahora lo evito. No vaya a ser el diablo.
Como se puede apreciar estar en la onda afrodisíaca es muy cercano a estar en la onda vegetariana, con excepción de los mariscos, pero no se puede negar su saludable condición. Ya hay un “afrodisiaquismo” más radical -no vegetariano- que incluye criadillas, huevos de tortuga, aleta de tiburón y cosas más exóticas, según la cultura.
A propósito del tema ha habido intentos de hablar de comida y sexo con pretensiones literarias. Isabel Allende escribió Afrodita, pero yo de entrada no leo a Isabel Allende, así que no se que tal esta el libro. El que me han dicho que es fundamental es uno de Vázquez Montalbán que no conozco porque está agotado, y ya ni del nombre me acuerdo.
Y ya le paro porque me voy a comer, que de tanto hablar de comida me ha dado un hambre que bien me acostaría con alguien ahora.